NEURONA
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El triunfo de la Modernidad y la Razón, sobre la arbitrariedad del príncipe, la pequeña comunidad, la violencia, la economía tradicional y, en particular, sobre las fuentes de conocimiento asentadas en los paradigmas religiosos y en la inmediatez de lo local, permuta las instituciones tradicionales por el Estado de derecho, el contrato social, la economía de mercado y, sobre todo, por el conocimiento asentado en los pilares de la ciencia, convergiendo todo ello en una nueva unidad fundamental, a saber, la sociedad. Sin embargo, la fuerza de la Razón, aquella que permitió una nueva apertura del mundo, se consume a medida que los cambios se intensifican: aumenta la densidad en hombres, en capitales, en instrumentos de control social, etc., procesos sociales que se han intensificado en los últimos treinta años del S. XX con la expansión de las fuerzas globalizadoras y el dinamismo de la vida social (CASTELLS, 2000; TOURAINE, 1994).
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